lunes, 9 de enero de 2012

"CASO GÜRTEL"; CORRUPCIÓN S.A.

El ex presidente Francisco Camps accede al TSJ. | Efe
Los agentes de la UDEF relatan cómo funcionaban las empresas de Correa
Explican como creció el grupo a través de la relación con cargos públicos
'Allá donde hubiera oportunidad de negocio, ellos operaban', apuntan
Los regalos eran para 'favorecer la obtención de contratos o de negocios'
Don Vito (Correa) era el beneficiario último de todas las operaciones
El auditor de Cortefiel ratifica que Orange Market saldó tiques de Camps

Rodrigo Terrasa | Valencia

A Francisco Correa le gustaba que le llamasen 'Don Vito'. Empezó a sentirse como el Padrino en Hell's Kitchen cuando su grupo empresarial ya compartía canapés con el poder. Correa había ideado pocos años atrás una estructura empresarial basada, en principio, en el desarrollo de eventos políticos. "Era el sustrato inicial de sus negocios", ha explicado este lunes ante el juez un agente de la Unidad de la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), uno de los responsables de los informes que se incluyen en el sumario del caso Gürtel.

A partir de esos negocios "políticos", los directivos de las empresas de Correa fueron edificando una rentable relación de negocio con personalidades de ámbito político, cargos públicos y responsables de la administración. "Comenzaron a obtener un gran número de contratos de administraciones públicas, la mayor parte a través de vericuetos u otro tipo de sistemas para tratar de eludir los requisitos de la contratación". Se fraccionaban los contratos entre las diferentes sociedades del grupo Correa, se partían para no alcanzar el umbral que obligaba a acudir a concursos público. Correa usaba sus propias empresas o incluso empresas de terceros para concurrir a los procesos de contratación con caras diferentes.

Paralelamente a esos negocios, 'Don Vito' se apuntó también al negocio urbanístico. Carreteras, plantas industriales, construcción… Más contratos públicos. "Allá donde hubiera oportunidad de negocio, ellos operaban", han relatado los policías.

En los procedimientos de contratación no existía la libre concurrencia y el grupo de Correa regalaba comisiones, que cobraban en efectivo las empresas adjudicatarias y se repartían todos los que habían participado en la decisión. Para tapar los chanchullos, se diseñó una "estructura de blanqueo de capitales", tanto en España como en el exterior, que daba soporte a los movimientos de fondos y a las inversiones.

El informe de la UDEF asegura que para ganarse el favor político, había "dádivas de todo tipo". "¿Qué pretendía el grupo Correa cuando entregaba dinero en efectivo o regalaba prendas?", ha preguntado la acusación popular. "El favorecimietno de la obtención de contratos o negocios para Correa", han explicado los agentes.

El método Correa en Madrid se trasladó con idéntico mecanismo a la Comunidad Valenciana. Allí Correa abrió la empresa Orange Market y puso al frente a 'El Bigotes'. "Se establece allí a Álvaro Pérez para desarrollar un mercado y conseguir negocio para toda la organización. Los patrones de trabajo eran los mismos y participaban los mismos".

Álvaro Pérez tenía un papel "relevante" en la organización, pero siempre un escalón por debajo del jefe. Francisco Correa era el responsable último, "la persona que estaba detrás, el titular del patrimonio y el beneficiario último de las operaciones de las sociedades". Don Vito mandaba.

Orange Market utilizaba en Valencia el mismo sistema de trabajo que, por ejemplo, Easy Concept en Madrid. "Había una caja B donde se recibía dinero y una parte se aportaba a Madrid". Pérez logró atar contratos para prestar servicios al gobierno valenciano en las ferias de Turismo (Fitur), un negocio que renovó año tras año. "En Valencia existía una relación directa entre las personas de Orange Market, Cándido Herrero y Álvaro Pérez, y las personas que participaban en la adjudicación del contrato. Los precios de licitación se ajustaban en función de lo que se les iba indicando".

Las "dádivas" en Valencia eran, presuntamente, prendas de ropa. Y las pagaban tres empresas: Diseño Asiméticro, Servimadrid Integral y Orange Market. Según la UDEF, ellos pagaron las prendas de Francisco Camps y Ricardo Costa.
 
Las 'pautas de compra'
La radiografía del grupo Correa que han realizado los dos agentes de la Unidad de la Delincuencia Económica y Fiscal ha sido lo más relevante en la mañana del décimo octavo día de juicio en el TSJ de Valencia por el llamado caso de los trajes.

Los dos funcionarios de la Policía han defendido algunos de los informes más concluyentes del sumario. Y han acreditado la pauta de compra de las empresas de Correa. Su investigación partió de las denuncias de José Luis Peñas y del ya famoso testimonio de Isabel Jordán hablando del pago de 30.000 euros para unos trajes de Camps.

Han explicado que rastreando la documentación intervenida pudieron establecer una correlación entre personas, prendas y pagos a cuenta. Concluyeron que las compras de ropa en las tiendas Milano o Forever Young "se habían saldado con talones procedentes de Orange Market y, en algún caso, en efectivo". Los apuntes de la caja B se corresponden con la realidad, han dicho. Cada apunte tenía una plasmación de un movimiento real de dinero.

Han certificado salida de fondos de la caja B de las empresas de Correa para pagar prendas a Milano y han relatado que las facturas de Milano que pagó Orange Market se encontraban entre la documentación que un empleado de la empresa en Valencia intentó sacar el día que se produjo el registro.

La mecánica en Forever Young era similar a la de Milano. El mismo recorrido. Una compra, un pago, una liquidación, un encargo a sastrería... Ha vuelto a aparecer el famoso documento 71, el manuscrito con las presuntas deudas de Camps, Costa y compañía saldado por Orange Market. "A partir de las investigaciones realizadas se podía inferir que ese documento 71 era válido", ha dicho un policía.

El testimonio de los agentes de la UDEF no ha gustado demasiado a los acusados. Camps, que a primera hora de la mañana ha estado casi ausente, con síntomas evidentes de cansancio, ha vuelto a desquiciar al juez a última hora. Ha gesticulado, ha escrito notas y hasta ha usado el móvil en la sala. «Señor Camps, ¿quiere dejar el móvil por favor? No me haga interrumpir otra vez», le ha regañado el juez. "Señor Camps, absténgase de hacer gestos. Ya no sé cómo decírselo", ha insistido un rato después. La amenaza de la improbable expulsión del ex presidente sigue sobrevolando el juicio.

Tras el receso para comer, el abogado del ex presidente ha puesto todo su empeño en desacreditar los informes sobre los que se sustenta la declaración de los policías. Ha vuelto a recurrir a la figura del sastre José Tomás, al que las defensas otorgan cero credibilidad, para convertir sus "contradicciones" en fuente principal de la documentación y ponerla así toda en cuestión. El letrado de Camps ha llegado a revelar a través de una pregunta que la mujer de Tomás trabaja en la Policía. Rumores sobreactuados en la sala...

Javier Boix se ha quejado, con razón, porque el juez Climent no le ha permitido preguntar por los mecanismos de contratación después de la larga exposición matutina sobre el asunto y ha insistido en una idea que ha repetido varias veces. "¿Existe alguna conversación en la que alguien diga que ha regalado unos trajes al señor Camps?" Idéntica estrategia la de Juan Casanueva, abogado del ex secretario general del PPCV. "¿Les consta que Ricardo Costa no pagó sus prendas?". La respuesta la de casi siempre: "No me consta ni que pagó ni que no pagó".
 
La auditoría de Cortefiel
La jornada de este lunes la ha abierto el director de la auditoría del grupo Cortefiel, quien en una declaración puramente técnica y limpia de interpretaciones se ha limitado a constatar que la empresa Orange Market saldó en la tienda de ropa Milano diversos tiques de deuda en los que aparecía el nombre de los dos acusados.

El testigo-perito, que fue el que se encargó -junto a otras tres personas más de su equipo- de recopilar toda la documentación que había en la central de Cortefiel sobre facturas, pagos y albaranes en Milano -que era propiedad de esa mercantil-, ha declarado que en el año 2006 Orange Market pagó dos cheques por valor de 10.672 euros y de 16.936 euros que "cubrieron varias operaciones de venta, varios tiques de venta", algunos de ellos a nombre de Camps y de Costa.

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