El presidente del PP, Mariano Rajoy, conversa con la presidenta del partido en Madrid y presidenta regional, Esperanza Aguirre (Efe).
@José L. Lobo / Alberto Mendoza.-
"Veo a Mariano muy preocupado por el caso Gürtel", aseguraba ayer a El Confidencial un miembro de la cúpula del PP que despacha habitualmente con el líder del partido, "pero estoy convencido de que va a actuar con firmeza en este asunto". El primer paso ya lo ha dado, aunque aún está por ver con qué resultado: Rajoy ha pedido a Esperanza Aguirre, a través de varios emisarios de Génova, la cabeza de los tres parlamentarios de la Asamblea de Madrid imputados en la trama de corrupción, que supuestamente recibieron sobornos millonarios de Francisco Correa a cambio de adjudicar a sus empresas la organización de los actos públicos del PP en la región.
Las últimas revelaciones de la investigación judicial han dejado en una situación muy comprometida a los tres diputados autonómicos del PP madrileño imputados en la causa: Benjamín Martín Vasco, Alfonso Bosch Tejedor y Alberto López Viejo. Este último, según afirma el número dos de la trama, Pablo Crespo, en una conversación telefónica intervenida por la policía, era "el muñidor de toda la operativa", es decir, la persona que supuestamente servía de enlace entre la red de Correa y las consejerías del Ejecutivo de Aguirre. De él afirma también Correa, según consta en el sumario: "De cada acto que hacíamos en la Comunidad de Madrid se llevaba una pasta".
El PP suspendió de militancia a Martín Vasco, Bosch Tejedor y López Viejo el pasado mes de mayo, después de que los tres solicitaran la baja en el partido. Su marcha se presentó, oficialmente, como una renuncia voluntaria, pero nadie duda en el PP de que fue la propia Aguirre quien les mostró la puerta de salida tras conocerse su imputación por cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita, blanqueo de capitales y falsedad documental. Sin embargo, todos ellos conservan aún su acta de diputado en la Asamblea de Madrid, y Rajoy, según las fuentes consultadas, quiere forzarles ahora a que las devuelvan o, como mal menor, que pasen a ser parlamentarios no adscritos.
Génova aseguró ayer en un comunicado que será "firme y contundente a la hora de exigir responsabilidades por cualquier comportamiento irregular", sin mayor concreción. La vaguedad del texto, que fue redactado de forma apresurada por Rajoy, María Dolores de Cospedal -secretaria general-, Ana Mato -número tres del partido- y Esteban González Pons -secretario de Comunicación-, no refleja el sentir mayoritario de la cúpula popular, firme partidaria, según las fuentes consultadas, de apartar cuanto antes "unas cuantas manzanas podridas" para aliviar la presión mediática y lanzar un mensaje de autoridad. De ahí que, según las mismas fuentes, el tono del comunicado fue deliberadamente impreciso porque Rajoy "quiere ganar tiempo" para asegurarse de que Aguirre cumplirá su orden.
Renuncia al escaño
El mejor escenario para el PP es que los tres parlamentarios imputados -que supuestamente cobraron 1,2 millones de euros de la trama corrupta- renuncien voluntariamente a su escaño. En ese caso serían sustituidos por los siguientes de la candidatura que encabezó Aguirre en las pasadas elecciones, y el partido conservaría sus 67 diputados en el Parlamento autonómico. El problema es que ni Génova ni la dirección regional del PP pueden obligar a Martín Vasco, Bosch Tejedor y López Viejo a devolver sus actas, y si éstos se rebelasen no habría forma de que dejaran el escaño. La solución pasaría entonces por apartarlos del Grupo Popular y forzar su pase al grupo de no adscritos.
Esta salida, sin embargo, no acaba de satisfacer a Aguirre, según las fuentes consultadas. La presidenta madrileña sabe que, aunque tuviese que renunciar al voto de los parlamentarios imputados, su mayoría absoluta en la Asamblea quedaría salvaguardada, ya que PSOE e IU -que suman 53 escaños- no reunirían los apoyos necesarios para alterar la gobernabilidad de la Comunidad de Madrid. Pero Aguirre también es consciente de que tres diputados despechados podrían ponerla en aprietos si tuviesen la tentación de tirar de la manta y dar a conocer detalles comprometedores de la trama de corrupción que salpicasen a otros dirigentes del partido.
Si la presidenta madrileña obedece la consigna de Rajoy y se deshace de los parlamentarios imputados, la autoridad del líder del PP saldría reforzada. Pero si Aguirre se resiste a cumplirla y le echa un nuevo pulso... "Rajoy se está jugando su autoridad. Es comprensible que no quiera que nadie le marque los tiempos, pero hay un clamor en el partido para que actúe cuanto antes en Madrid y Valencia. No pueden seguir ni un minuto más en el PP quienes se han comportado de una forma que nos avergüenza a todos y le hace tanto daño al partido", sostienen fuentes de Génova.
elconfidencial.com
Las últimas revelaciones de la investigación judicial han dejado en una situación muy comprometida a los tres diputados autonómicos del PP madrileño imputados en la causa: Benjamín Martín Vasco, Alfonso Bosch Tejedor y Alberto López Viejo. Este último, según afirma el número dos de la trama, Pablo Crespo, en una conversación telefónica intervenida por la policía, era "el muñidor de toda la operativa", es decir, la persona que supuestamente servía de enlace entre la red de Correa y las consejerías del Ejecutivo de Aguirre. De él afirma también Correa, según consta en el sumario: "De cada acto que hacíamos en la Comunidad de Madrid se llevaba una pasta".
El PP suspendió de militancia a Martín Vasco, Bosch Tejedor y López Viejo el pasado mes de mayo, después de que los tres solicitaran la baja en el partido. Su marcha se presentó, oficialmente, como una renuncia voluntaria, pero nadie duda en el PP de que fue la propia Aguirre quien les mostró la puerta de salida tras conocerse su imputación por cohecho, tráfico de influencias, fraude fiscal, asociación ilícita, blanqueo de capitales y falsedad documental. Sin embargo, todos ellos conservan aún su acta de diputado en la Asamblea de Madrid, y Rajoy, según las fuentes consultadas, quiere forzarles ahora a que las devuelvan o, como mal menor, que pasen a ser parlamentarios no adscritos.
Génova aseguró ayer en un comunicado que será "firme y contundente a la hora de exigir responsabilidades por cualquier comportamiento irregular", sin mayor concreción. La vaguedad del texto, que fue redactado de forma apresurada por Rajoy, María Dolores de Cospedal -secretaria general-, Ana Mato -número tres del partido- y Esteban González Pons -secretario de Comunicación-, no refleja el sentir mayoritario de la cúpula popular, firme partidaria, según las fuentes consultadas, de apartar cuanto antes "unas cuantas manzanas podridas" para aliviar la presión mediática y lanzar un mensaje de autoridad. De ahí que, según las mismas fuentes, el tono del comunicado fue deliberadamente impreciso porque Rajoy "quiere ganar tiempo" para asegurarse de que Aguirre cumplirá su orden.
Renuncia al escaño
El mejor escenario para el PP es que los tres parlamentarios imputados -que supuestamente cobraron 1,2 millones de euros de la trama corrupta- renuncien voluntariamente a su escaño. En ese caso serían sustituidos por los siguientes de la candidatura que encabezó Aguirre en las pasadas elecciones, y el partido conservaría sus 67 diputados en el Parlamento autonómico. El problema es que ni Génova ni la dirección regional del PP pueden obligar a Martín Vasco, Bosch Tejedor y López Viejo a devolver sus actas, y si éstos se rebelasen no habría forma de que dejaran el escaño. La solución pasaría entonces por apartarlos del Grupo Popular y forzar su pase al grupo de no adscritos.
Esta salida, sin embargo, no acaba de satisfacer a Aguirre, según las fuentes consultadas. La presidenta madrileña sabe que, aunque tuviese que renunciar al voto de los parlamentarios imputados, su mayoría absoluta en la Asamblea quedaría salvaguardada, ya que PSOE e IU -que suman 53 escaños- no reunirían los apoyos necesarios para alterar la gobernabilidad de la Comunidad de Madrid. Pero Aguirre también es consciente de que tres diputados despechados podrían ponerla en aprietos si tuviesen la tentación de tirar de la manta y dar a conocer detalles comprometedores de la trama de corrupción que salpicasen a otros dirigentes del partido.
Si la presidenta madrileña obedece la consigna de Rajoy y se deshace de los parlamentarios imputados, la autoridad del líder del PP saldría reforzada. Pero si Aguirre se resiste a cumplirla y le echa un nuevo pulso... "Rajoy se está jugando su autoridad. Es comprensible que no quiera que nadie le marque los tiempos, pero hay un clamor en el partido para que actúe cuanto antes en Madrid y Valencia. No pueden seguir ni un minuto más en el PP quienes se han comportado de una forma que nos avergüenza a todos y le hace tanto daño al partido", sostienen fuentes de Génova.
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