jueves, 9 de diciembre de 2010

RUTA GÜRTEL; UNA "SUITE" SOLO PARA ROPA, PROPINAS DE 200 EUROS Y SEIS COCA-COLAS "LIGHT" AL DÍA

Hotel Fénix
 
    * En el céntrico hotel de Colón, su oficina, se repartían las comisiones
    * Podía tener a 4 personas esperando audiencia en sus salones aristocráticos
    * Correa, que vivió allí una larga temporada, tenía alquilada una plaza de garaje
    * Tuvo alquiladas dos suites intercomunicadas, una para vivir y otra de ropero
    * Cada suite vale 500 euros, pero él disfrutaría de descuentos, según el sumario
    * A Correa nunca le faltaba la Coca-Cola light con hielo; se tomaba seis al día

Roberto Bécares | Madrid

"Buenos días, don Francisco". "Buenas tardes, señor Correa". Los empleados del Hotel Fénix seguro que no se han olvidado de 'Don Vito', al que dispensaban un trato exquisito, acorde con sus propinas. "Si en una tarde se dejaba 400 euros, era capaz de dejar 200 de propina", asegura una persona que le vio actuar en el céntrico hotel, a un tiro de piedra de la sede del PP de Génova y de la oficina central de la trama. Sabía cómo ganarse al personal para tener siempre trato preferencial. No en vano trabajó en sus años mozos de botones. Por los salones aristrocráticos del lujoso hotel Correa se movía como pez en el agua.

Desde 2005 y durante más de un año fue su casa y su centro de operaciones, que siguió siendo cuando se marchó de nuevo a vivir a su casa de la Finca de Pozuelo de Alarcón. Era capaz de tener a cuatro personas esperando su audiencia en puntos distintos de los salones palaciegos. Todos los días pisaba los impolutos alfombrados de los salones tachonados por cristales de orfebrería, en cuyos mullidos sillones de terciopelo descansaron sus huesos hasta los mismísimos Beatles. Nunca le faltaba el camarero que le preguntaba cada poco si iba todo bien, si había que traerle algo más al "señor Correa".
 
Seis Coca-Cola light al día
Su petición casi siempre era la misma: "Una Coca-cola light con muchísimo hielo". Era capaz de reprender al camarero si no era así. "Podía beberse seis o siete al día", comenta un conocido de Correa. El lugar era considerado por la trama como "seguro". Allí se repartían los sobres con billetes de color morado a cambio de las gestiones con los alcaldes de la Comunidad y otros responsables públicos. En un informe policial se detalla una de las últimas mordidas, el 12 de marzo de 2009, cuando la trama se repartió 288.485 euros de constructoras en concepto de comisiones irregulares de varias obras en Boadilla del Monte.

El líder de Gürtel tenía alquiladas dos suites intercomunicadas entre sí en la primera planta, según una persona que conocía la trama. Desde sus amplios ventanales, justo encima del Hard Rock, tenía una vista privilegiada de la Plaza de Colón. Una de las estancias le servía de ropero. Ocho o diez percheros llenos de trajes de primeras marcas se desperdigaban por la estancia, vaciada de mobiliario. Allí descansaban también sus zapatos, "los más baratos de 700 euros", precisa otra persona que le conocía.

La otra suite no la tocó. Pese a que vivió allí varios meses mantenía todo como lo encontró: el cómodo sofá del enorme salón, donde recibía a los más íntimos, la mesa de despacho y en la otra habitación su cama 'King Size' -de unos 2,50 metros- frente a una gigante televisión de plasma.

El precio de cada suite oscila entre los 500 y 600 euros al día, aunque podría ser menor, según se desprende del sumario, que recoge una conversación en la que Crespo le pide a Andrés Bernabé, otro de los miembros de la trama, que pida a la directora del hotel una reserva para el primo de Correa "barata, como si fuera para el jefe". Aunque pagara el precio oficial, era calderilla para el tipo que en sólo un año -en 2005- fue capaz de ingresar 7,3 millones de euros en sus cuentas de la Isla Caimán.

Visto así, era normal que le soltara 20 euros cada día al aparcacoches que le traía su vehículo, normalmente su Audi A8 que solía llevar su chófer, de su plaza privada en el hotel. En la flota de Correa también había Cooper Mini y varios todoterrenos de lujo. También tenía alquilado a veces los servicios de un taxi concreto, un Mercedes. "Él lo arreglaba todo con dinero", asegura gente cercana a su entorno.

Ahora la dirección ha prohibido hablar a sus trabajadores. "El tema tuvo mucho 'boom' y no podemos hablar de ello", suelta por lo bajini un camarero azorado, y no precisamente por cobrar seis euros por un café con leche.


elmundo.es

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