domingo, 1 de noviembre de 2009

"OPERACIÓN PRETORIA"; LE LLAMABAN LUIGI

REPORTAJE: Corrupción urbanística en Cataluña

La política fue para el ex socialista Luis García Sáez un ascensor social hasta que cayó en la corrupción

ENRIC COMPANY - Barcelona

¿Un listillo que se coló en el partido socialista o un joven de origen humilde que no resistió la tentación de utilizar la política para enriquecerse? Algunos testimonios indican que hay bastante de lo primero y mucho de lo segundo en la trayectoria de Luis García Sáez, el cerebro de la trama que persigue el juez Garzón. La historia viene de lejos, del final del franquismo. En 1973, García Sáez, Luigi, tenía 18 años y trabajaba como administrativo en el mercado central del pescado cuando se afilió a UGT y a la Federación Catalana del PSOE, la que en 1978 se fusionaría con otros grupos socialistas para alumbrar el PSC.

Era administrativo en un mercado cuando se afilió a la UGT con 18 años

En aquellos años, UGT y la FC-PSOE funcionaban como un conglomerado que dirigían Luis Fuertes y Josep Maria Triginer. De ambos se convirtió Luigi en estrecho colaborador. En 1979 tuvo lugar un episodio que consolidó a Fuertes, García Sáez y otros compañeros de la FC-PSOE en el control del sindicato: se deshicieron de compañeros que procedían de otras ramas socialistas y que les hacían sombra. Profesionales con experiencia y conocimientos ya acreditados: Isidor Boix, Pep Molsosa y Arcadi Vilert.

Uno de ellos, Molsosa, lo narra en la web donde comenta la actualidad. "No soportaron nuestras prácticas rigurosas, profesionales, transparentes, que podían descubrir sus limitaciones políticas e intereses personales. Celosos y desconfiando de la creciente simpatía que nuestra actividad suscitaba entre los afiliados, decidieron cortar por lo sano". Los expulsaron. El asunto saltó a la prensa y la dirección del PSC lo pasó por alto: el partido no podía intervenir en las tensiones surgidas de la fusión. Aquella purga mostró el perfil agresivo, ambicioso, de un Luigi que aspiraba a todo y no se arredraba. El siguiente salto fue a la política profesional como diputado en el Parlament, precisamente como aportación sindical de UGT a la candidatura del PSC en las elecciones de 1980.

Treinta años después, uno de los veteranos de entonces, Paco Parras, recuerda que ya era evidente que Luigi "era demasiado joven y carecía de la experiencia" política necesaria para aquel desafío. Parras lamenta ahora, sin embargo, no haberse opuesto a la inclusión de García Sáez en la lista. Él conocía sus limitaciones y trató de compensarlas estudiando. Se sacó el título de Derecho que le permitiría abrir despacho.

Molsosa explica así el contexto en el que figuras como Luigi pudieron medrar en aquellos años. "Los socialdemócratas alemanes seguían la situación política española e impulsaban la creación de un sindicato socialista. Pusieron medios, pero faltaba gente preparada. Eso propició que aparecieran personas sin discurso ni currículo". Se refugiaban en lo que en la época se llamó obrerismo, de difuso contenido.

El caso de Luigi no fue el único de este tipo. La escasez de militantes preparados y el reparto de cuotas entre las organizaciones que confluyeron en el PSC dejaron en primera fila a personas que, a la larga, resultaron inadecuadas. A los socialistas que procedían de la FC-PSOE les correspondía un cupo en el Parlament y Luigi fue uno de ellos. Fue diputado hasta 1992. Después intentó convertir las relaciones trenzadas durante aquellos 12 años de dedicación a la política en su fondo de comercio. Pasó de obrerista a empresario. Se dedicó a conseguir contratas y a la construcción de equipamientos y viviendas en municipios gobernados por amigos del partido. En 2001 fue expulsado del PSC, tras protagonizar una sonora quiebra y pasar por el juzgado. Dejó en la calle a los obreros y el partido difundió la consigna de cortar con él. No todos cortaron, como se ha podido ver.

La historia de Luigi es parecida a la de otros de extracción social humilde que, lanzados a la política, han visto pasar ante sus narices la oportunidad de enriquecerse, de utilizarla como su ascensor social. Al codearse con políticos de la derecha inmersos en el mundo de los negocios, quiso ser como ellos.

Noticias relacionadas
* La ciudad que quería ser normal
* La trama corrupta salpica a la empresa de urbanismo de la Generalitat
* La Audiencia Nacional investiga la exposición a los medios de los detenidos en la 'Operación Pretoria'

elpaís.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario