jueves, 8 de octubre de 2009

"CASO GÜRTEL"; CORREA A SUS SOCIOS: "ESPERO 500 CANAPÉS"

TRAMA GÜRTEL Evitaba hablar por teléfono y usaba palabras clave
Francisco Correa, el 29 de agosto, a su llegada al Tribunal Superior de Justicia de Madrid para declarar ante el juez Pedreira. B. Díaz
Usaba varios móviles, tarjetas prepago y no daba datos por teléfono
Según la Policía, '500 canapés' eran 500.000 €, términos habitualmente usados
El día de Navidad de 2008, Correa sospechaba de que lo investigaban
Quería irse a Panamá, país con el que no hay convenio de extradición
Luis Ángel Sanz Madrid
Francisco Correa estaba muy preocupado por su seguridad. Tanto le temía a las escuchas telefónicas y a ser investigado que, según sus propias palabras, pensaba que estaba algo "neurótico" con el asunto. Para evitar ser descubierto, utilizaba varios teléfonos móviles, trataba de no hablar de asuntos delicados a través de ellos, usaba otros números con tarjeta prepago que sólo facilitaba en persona, líneas internas que consideraba seguras e, incluso, impuso la utilización de palabras clave para no dejar rastro. En noviembre de 2008 sus temores llegaron al máximo y resetearon varios de sus móviles, con resultado negativo. Según creyeron, no estaban pinchados. Sí lo estaban.
Las investigaciones de la Policía han desvelado parte de las claves que usaban Correa y compañía. Según la Policía, '500 canapés' eran 500.000 euros. Sólo gracias a esa traducción se puede entender una conversación que mantuvieron el 'número dos' de Correa, Pablo Crespo, con el directivo de Orange Market, Álvaro Pérez. El 3 de noviembre de 2008, Pérez -'El Bigotes'-, deja de hablar con Crespo para emplazarle a continuar después por la "línea interna". Pero antes de colgar, le dice que espera "500 canapés". Según los agentes de la Udef, esperaba cobrar 500.000 euros. Varios informes policiales detallan éstas y otras medidas de seguridad y las califican como "extremas".
Correa impuso este 'modus operandi' a las personas que trabajaban con él. El 2 de noviembre, recibe una llamada de Maite, que le va a poner en contacto con un brasileño con el que quiere hacer negocios. La conversación es cordial hasta que la interlocutora da demasiados datos y él le advierte que no hable de eso por teléfono. Como ella parece hacerle poco caso, la corta tajante: "Que conmigo, con Paco Correa, que no hables nada por teléfono".
Minutos después, la mujer dice que ha "explicado un poco todo" al brasileño. "Pues no deberías, por teléfono no", la interrumpe brusco. "Sí, en el de él, sí", insiste Maite. "Tienes que empezar a habituarte a no hablar por teléfono (...) Tú estás muy tranquila, pero los demás, no".
Cuando las precauciones se relajan
Eso sí, las precauciones se relajan cuando es Correa el que quiere saber. El 11 de noviembre, el líder de 'Gürtel' habla con Crespo y le pregunta si una carta de la Generalitat valenciana para el gobernador del Estado de Nuevo México que le van a llevar va firmada por el vicepresidente, Vicente Rambla, a lo que Crespo no le responde -"si quieres, después lo comentamos", le dice-. Correa insiste y le dice que "no pasa nada, tío, ¿qué problema hay? ¡Estamos hablando de los Grammy, hostias!". A continuación, afirma: "¡Qué neuróticos estamos todos, tío!".
Parte de este nerviosismo era fruto de una investigación de la Fiscalía Anticorrupción que afectaba a más de 60 personas que desviaban dinero negro a Liechtenstein, un paraíso fiscal. La Policía había registrado el despacho de José Ramón Blanco, socio de Correa, y él temía verse involucrado. Sin embargo, cuando se levantó el secreto de ese sumario, el 25 de noviembre, los líderes de la trama respiraron tranquilos: no estaban siendo investigados.
El día de Navidad de 2008, otra conversación desvela que Correa está al tanto -o tiene serias sospechas- de que la Justicia se cierne sobre él. En conversación con un empresario, le dice que "todo mi tinglado y todas mis sociedades están con el fiscal anticorrupción, ya te contaré. Tengo un lío importante, gordo, gordo".
Correa parecía decidido a abandonar España y a continuar dirigiendo sus negocios desde el extranjero. Sus hombres estaban arreglando sus papeles para conseguirle residencia en Panamá. Con ese país, España no tiene tratado de extradición. El 6 de febrero, fue detenido y desde entonces permanece en prisión.
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