domingo, 24 de mayo de 2009

EL CONSEJO DE LA JUVENTUD CEUTÍ SE DISUELVE INCAPAZ DE ASUMIR LA DEUDA

Los votos a favor de la disolución de Nuevas Generaciones, Juventudes Socialistas (PSOE) y Jóvenes Demócratas fue decisivo tras cuatro horas de tensa asamblea

Mariam Mohamed insiste en su inocencia, pero se niega a justificar su gestión


JAVIER SAKONA | CEUTA


MOMENTO DECISIVO. Instante en el que la asamblea del CJCE vota su disolución. / SUR

«Veintiún votos a favor de la disolución; veintitrés abstenciones, nadie en contra. Se procede a disolver el Consejo de la Juventud de Ceuta», reza el acta de la XII asamblea del Consejo de la Juventud (CJCE). Un acta que ya es historia. El Consejo de la Juventud de Ceuta se disolvió ayer ahogado por las deudas incapaz de encontrar una solución de futuro 25 años después de su fundación. Los representantes de las 16 asociaciones que conformaban el CJCE tardaron más de cuatro horas tardaron en asumir lo inevitable. «La crónica de una muerte anunciada», como resumió uno de los periodistas que siguió una larga y confusa asamblea. Los 200.000 euros de deuda -56.000 de ellos con la Seguridad Social y Hacienda- que arrastra el CJCE tras la gestión de su anterior ejecutiva permanente, presidida por Mariam Mohamed (Jóvenes de Benzú) fueron ayer un callejón sin salida.

Pese a varios intentos, ninguna de las entidades presentes asumió el liderazgo de una gestora que habría de tratar de resolver el agujero contable. Finalmente, los votos de las asociaciones políticas, Nuevas Generaciones (PP), Juventudes Socialistas (PSOE) y Jóvenes Demócratas (UDCE) -a excepción de Alternativa XXI (PSPC), que se abstuvo- desequilibraron la balanza y precipitaron la decisión que, quizá por vértigo histórico, habían esquivado durante toda la asamblea: disolver el Consejo de la Juventud 25 años después de su fundación.

Como era de esperar la anterior presidenta del CJCE y a quien responsabilizan del agujero contable sus ex compañeros en la ejecutiva, fue la protagonista de una asamblea que empezó tranquila y terminó al borde de la ebullición. Mohamed, que intervino constantemente durante toda la reunión, reconoció «mala gestión» pero se negó en redondo a justificarla ante una asamblea que se resume en una de las frases más repetidas: «Mariam respeta el turno de palabra».

En un aparte con SUR, Mariam Mohamed insistió en su inocencia y en la correcta justificación de las subvenciones que, aunque son finalistas, asegura haber invertido en «servicios» del CJCE, entre ellos regalos a miembros de anteriores directivas del Consejo. Pero, pese a la correcta justificación de las ayudas de la Ciudad que alega Mariam Mohamed, el caso es que la propia Ciudad ha rechazado la documentación presentada por la ex presidenta del CJCE y exige la devolución de más de 130.000 euros. Además, esta misma semana, reconocieron desde la Gestora, se ha descubierto una nueva deuda, esta vez de 10.000 euros, con la compañía telefónica y evidencias de que sacaron de la cuenta corriente una media de 30.000 euros en efectivo de media cada año durante la gestión de la ejecutiva dimitida tras descubrirse el agujero contable.

Pese a todo, Mariam Mohamed llamó en repetidas ocasiones al consenso para evitar que los jóvenes de Ceuta pierdan a su «único interlocutor» y culpó a la Gestora de la desaparición del CJCE al considerar que al airear las deudas del organismo había impedido que la Ciudad resolviera el problema de una forma discreta «como se ha hecho con otras asociaciones que también tenían deudas con la Seguridad Social».

El caso además está en manos de la fiscalía que ha abierto una investigación por malversación de fondos y que podría salpicar a la Ciudad al haber concedido ayudas públicas a una entidad deudora de la Seguridad Social y la Agencia Tributaria, extremos que prohíbe expresamente la Ley de Subvenciones.

La dolorosa disolución del Consejo de la Juventud ceutí permite además dar una salida digna a los trabajadores contratados para servicios administrativos y para la atención de la línea de consultas sobre sexualidad. Con la disolución, los trabajadores tendrán derecho a cobrar la prestación del paro y a una indemnización por despido improcedente que cubriría el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA).

Las entidades presentes en la asamblea evitaron debatir y airear los informes de gestión y de cuentas que se rechazaron por mayoría sin debate previo. Y tampoco nadie insistió para que Mariam Mohamed explicara a la asamblea las razones del agujero contable que dejó en herencia.

El futuro pasa ahora por la creación de una plataforma que englobe a las asociaciones y que forme un nuevo Consejo de la Juventud.


DIARIOSUR.ES

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