miércoles, 18 de marzo de 2009

EL EX ALCALDE DE BOADILLA, EPICENTRO DE LA TRAMA CORRUPTA, FARDA DE SUS RELACIONES CON GÉNOVA


“¡Tengo un pacto con el partido nacional para tener una concejalía!”


Arturo González Panero -ex alcalde de Boadilla del Monte, forzado a dimitir y suspendido de militancia en el PP por su imputación en el llamado caso Gürtel-, se jacta por los pasillos del Ayuntamiento de sus buenas relaciones con Génova. "¡Yo tengo un pacto con el partido nacional para tener una concejalía!”, asegura repetidamente a quien quiera oírlo y ayer lo repitió también en la reunión de su grupo municipal, según informa El País. El Albondiguilla, que es como se le conoce en Boadilla, mantiene su acta de concejal y un despacho en el Consistorio.

Fuentes municipales y regionales del PP consultadas por El País, desmintieron las palabras de Panero, calificándole como un “mentiroso compulsivo”. Lo cierto es que, en la reunión de los populares de Boadilla celebrada ayer, el ex regidor se permitió, además de alardear de su “pacto con el partido”, insultar a los concejales que no le han apoyado.

Concejalía con sustancia
Fuera de la reunión, el ex alcalde también se refirió a un supuesto acuerdo con Siguero, su sucesor y uno de sus hombres de confianza. “Lo que yo he pactado con el alcalde es cosa de él y mía, pero seguiré teniendo responsabilidades”, aseguró a El País. Panero además ha insinuado que obtendría una concejalía con delegación, es decir, con sustancia.

“Vocación de servicio”
En opinión del dimitido regidor, su imputación en el caso Gürtel por sus presuntas relaciones con el entramado corrupto “no tiene nada que ver” con las funciones que pueda desempeñar. “El PSOE tiene alcaldes imputados”, ha argumentado, destacando que él tiene “vocación de servicio” que es lo más importante en política.

La polémica dimisión
Panero no ha dejado de ser noticia desde el pasado 11 de febrero, cuando fue imputado por el juez Baltasar Garzón. Primero, por su negativa a dimitir después de que el propio Mariano Rajoy anunciara su cese -"no me voy a convertir en cabeza de turco de nadie", le desafió-. Después, por su imposición de condiciones antes de firmar su salida del Consistorio. Entre estas, que se fuera también su enemiga interna, María Jesús Díaz, a la que había relegado por no estar de acuerdo con él.


La sombra de Panero es alargada
De no habérsela quitado del medio, Díaz, como número dos de las listas, debía haberle sustituido, pero Panero, que sigue conservando su acta de edil, logró imponer una línea continuista y situar en la alcaldía a uno de los suyos. Algo que quedó patente, además de con la designación de Siguero, con el reparto de responsabilidades: la policía, las obras y los servicios sociales, tres de las concejalías más importantes, se han mantenido en manos del núcleo duro de Panero.


EL PLURAL.COM


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