martes, 17 de noviembre de 2009

"CASO GORDILLO"; LA SALOMÉ QUE ACABÓ CON PEDRO "CLINTON"

ESCÁNDALO | ASÍ CAYÓ EL VICEPRESIDENTE DE CEUTA

La confesión de Sineb, la musulmana que ha «decapitado» al vicepresidente de Ceuta al grabarlo mientras le practicaba una felación en su despacho. «Conmigo no te va a faltar nada, pero tienes que ser buena...», la chantajeaba el ex cura metido a político.

ANA MARÍA ORTIZ

ELLA. Sineb Ahmed Mohamed, española musulmana de 33 años, está divorciada y es madre de dos hijos. En la imagen, el día del bautizo del más pequeño, Ismael, vestida con un caftán de fiesta y decorada con hena.


A Pedro Gordillo, hasta hace dos semanas respetado número dos del gobierno de Ceuta, ahora lo llaman Pedro Clinton, según se escucha a la parroquia que tapea y cecea en las terrazas del Mentidero y de otros locales del centro. No hace falta explicar a ningún vecino el porqué de la importación del apellido del ex presidente de EEUU. En la ciudad (un pueblo de 75.000 habitantes) sólo se habla de la felación practicada al vicepresidente ceutí, también acaecida en despacho oficial, aunque éste tuviera forma rectangular y estuviera en la tercera planta del Palacio Autonómico, la Casa Blanca de Ceuta.

Del acto ha quedado un rastro mucho más contundente que una mancha de semen en un vestido azul. Lo de Pedro Gordillo ha sido grabado con un móvil y estampado en un vídeo lo suficientemente elocuente como para provocar su dimisión -la madrugada del pasado 1 de noviembre- y estampida.

La coprotagonista de la escena, se decía recién descubierto el escándalo, no era una becaria seducida por la erótica del poder sino una joven necesitada, divorciada y madre de dos hijos, que se habría plegado a las pretensiones sexuales del político a cambio de la promesa de una casa y de un trabajo.

Los mismos que ahora le dan el apellido Clinton a Pedro Gordillo Durán (San Fernando, Cádiz, 1941) durante mucho tiempo se dirigieron a él como Don Pedro, tratamiento que correspondía a su condición de cura. Llevó sotana durante casi tres décadas. Y fue muy querido. Únase el pasado sacerdotal al hecho de que la presunta acosada sea musulmana, anótese también que ella milita en el PP, la formación que Gordillo preside a nivel local, y se entenderá la alta concentración de periodistas peninsulares que había esta semana en las calles de Ceuta.

Cierto es que sobre Sineb Ahmed Mohamed, 33 años, de lejana ascendencia marroquí -es la cuarta generación nacida en Ceuta-, pesa la amenaza de que la desahucien de su casa, un piso de cuatro habitaciones y 120 metros cuadrados no mal situado. La justicia sentenció que se lo quedara tras el divorcio de su último marido, pero éste dejó de pagar la hipoteca y el banco lo vendió en subasta a un tercero que reclama la propiedad. El asunto está en manos del Tribunal Supremo. Sineb ha estado casada tres veces, pero sólo en una ocasión registró civilmente el matrimonio, con lo que las otras dos uniones, oficiadas sólo por el rito coránico, no gozaron de validez legal.

Crónica llama a su telefonillo horas antes de que la jueza que instruye el caso decrete el secreto de sumario. Abre la puerta la chica que Sineb tiene contratada como asistente interna, tres años lleva a su servicio. Ismael, su hijo pequeño, de 7 años, se quita el pijama de Spiderman y se viste para acudir a las lecciones particulares que recibe como refuerzo a la escuela. También asiste a clases de hípica. La hija mayor de Sineb, 15 años, acaba de llegar a casa tras finalizar su clase pagada de árabe. Ha heredado la belleza de su madre, focalizada en unos ojos profundamente azules. Lleva puesto su uniforme de colegio privado.

«Intento que a mis hijos no les falte de nada, así que me ayudan mis padres», dice Sineb, quien reconoce que, aunque está ciertamente preocupada por su futuro, su situación no es tan desesperada como quizás han pintado los medios.

A Pedro Gordillo, refiere, lo conocía de las campañas electorales en las que ella, como buena militante, colaboraba altruistamente. Su madre y su padre, también con carné del PP, le inocularon la implicación política. No había intercambiado más que unos cordiales «buenos días» con Gordillo hasta que a principios de año acudió a su despacho para pedirle que le ayudara a encontrar trabajo. «Me dijo que no había nada. Yo seguí pasándome por allí una o dos veces por semana para que intentara ayudarme».

AZAFATA DE FERRY

Él le planteó la posibilidad de colocarla como administrativa en las brigadas forestales del Ayuntamiento y Sineb se sometió a una prueba para acceder al puesto. «Entonces me dijo que no la había pasado y yo le sugerí que intentara hablar con las navieras porque yo tenía el título de azafata».

El 3 de julio pasado, Sineb estrenaba el uniforme de azafata del ferry que cubre la línea Ceuta-Algeciras. Dicho y hecho. Gordillo hacía bueno el apodo que ostentaba antaño: «Don Pedro el Conseguidor».

El pueblo acuñó el título tras su llegada a Ceuta, en el verano de 1967, con 26 años, recién ordenado sacerdote. Gordillo se ganó la simpatía de la gente por su trabajo con los más desfavorecidos, sobre todo por el éxito del programa Casa de Estudios que él fundó en 1970 y que aún funciona. El CE-70, como se conoce, se financia con lo recaudado por la caseta Las Cañas en las fiestas de la ciudad. Los chavales sin recursos trabajan en ella gratis y a cambio estudian en Málaga o Granada alojándose en pisos pagados con lo recaudado. El proyecto recibió en 2006 la Medalla al Mérito de la ciudad que entregó a Gordillo el presidente del Senado, Javier Rojo. Nadie puede negarle que cientos de ceutíes tienen título universitario por él.

Si la iglesia de Los Remedios estaba siempre llena era por su carácter afable y bonachón y por esa fama de implicado con el pueblo que lo perseguía. Cómo recorrió los escasos 10 metros que separan Los Remedios del edificio de enfrente, la sede del PP, es algo que se cuenta en voz baja: siendo aún cura, se enamoró perdidamente de Maika, una ceutí con título de belleza local, y decidió cambiar las homilías por los mítines. Llamó primero a las puertas de los partidos de izquierda, pero sólo le abrieron las del PP. El pueblo que tanto adoraba al cura comenzó a desaprobar al hombre tentado por la ambición política y la carne. Así lo cantaba una chirigota estos carnavales: La manzana es fruta peligrosa y él quiso pegarle un bocaíto./Don Pedro era entre joven y maduro,/Gordillo parece como Fraga Iribarne pero más burro./Don Pedro fue aquel señor que a mí me casó en el 81. /Mi pueblo quiere a don Pedro, pero a Gordillo no lo queremos ninguno.

De la coplilla al culebrón casi bíblico, con la musulmana ceutí haciendo de Salomé y cobrándose la cabeza de un San Juan Bautista personificado en el ex sacerdote.

Sineb Ahmed se define como «europea pero musulmana», lo que se traduce en que, aunque viste al modo occidental -salvo en las ceremonias especiales, ahí está ese caftán bordado con hilos de oro puro que muestra orgullosa-, nunca probaría el alcohol ni el cerdo y cuenta con naturalidad la ceremonia de circuncisión de su hijo.

Sirve té al estilo marroquí y da un trago antes de abordar el meollo del caso Gordillo. Fuma un Marlboro tras otro. «Cuando acabó mi contrato de tres mes como azafata [3 de octubre pasado] lo llamé para darle las gracias y el me citó en su despacho. "¿Ves como te voy a ayudar?, ¿ves como conmigo no te va a faltar de nada?". Me dijo que esperara, que en mes y medio saldrían unas oposiciones y que me daría las preguntas. "Pero tienes que ser buena"».

Relata Sineb que Gordillo fue subiendo el tono de sus insinuaciones hasta que un día la abrazó y besó en la boca. «Salí de allí impactada... ¡Será cerdo, que me ha besado!».

EL GUARDIA CIVIL Y LA CINTA

Es en este punto donde los actores se multiplican y la trama se enrevesa considerablemente, según el relato de Sineb. Resumiendo: ella comenta lo sucedido con un primo lejano, guardia civil, al que también le cuenta su intención de usar la cámara del móvil la próxima vez que visite el despacho de Gordillo. El guardia civil se ofrece para hacer llegar la grabación a Juan Jesús Vivas, el presidente de la ciudad, usando como intermediario a un conocido personaje ceutí, vinculado a un medio de comunicación.

Sineb recibe la esperada llamada de Gordillo y acude a su despacho la tarde del 26 o 27 noviembre -no sabe precisar bien la fecha-. No quiere detallar los pormenores del encuentro, el único en el que, asegura, se produce contacto sexual entre ambos. Tampoco por qué consumó la felación. ¿No bastaba con recabar que él la chantajeaba y marcharse? Lo importante es que sale de allí, asegura, con las imágenes que sentenciarán la carrera política de Gordillo en la memoria de su teléfono.

Según lo acordado, lo filmado por ella es copiado en un CD que habría seguido el circuito previsto hasta llegar a Vivas. El jueves 30, el presidente ceutí habría llamado a su segundo para ponerlo al tanto de la existencia y del contenido del vídeo. Gordillo, casado por segunda vez -su primera esposa falleció hará una década- y padre de dos hijos -el último, adoptado, de origen musulmán- pide tiempo para contarlo a su familia antes de dimitir.

Pero la mañana siguiente, viernes 31, no hay un solo ceutí que no sepa que algo turbio se cuece en el Ayuntamiento. Que los medios se enteren es cuestión de horas. Además, es víspera del puente de la mochila, como se conoce en la localidad a la festividad del 2 de noviembre. Hay que actuar rápido. Pasada la medianoche del viernes, el Gobierno informa: «Pedro Gordillo ha presentado su dimisión como vicepresidente de la ciudad y consejero de Presidencia, así como que ha renunciado a su condición de diputado de la Asamblea, alegando para ello razones de índole personal».

Uno de los episodios más oscuros del caso es lo sucedido con la grabación guardada en el móvil de Sineb. El guardia civil en quien tanto confiaba, relata, le pidió el teléfono para realizar una nueva copia y se lo devolvió sin las imágenes. Ahora el aparato está en manos de especialistas de la policía que tratan de reconstruir lo borrado. Y los nombres del guardia civil y del mencionado hombre vinculado a un medio de comunicación, escritos en la denuncia por acoso que Sineb ha presentado contra Pedro Gordillo.

No era su intención llevar a Gordillo ante la Justicia. Estaba conforme con que el asunto se zanjara con su renuncia. «Puse la denuncia porque fui al Ayuntamiento a preguntar por una beca para mi hija y me dijeron: "De parte de Vivas que no vengas más y que no preguntes por él"», reconoce. «Yo he sido un regalo de Reyes para esta gente», insinúa.

Mucho se ha especulado estos días sobre los intereses ocultos y las supuestas manos que habrían manejado la trama, de tratarse el caso de una trampa tendida contra Pedro Gordillo. Se ha llegado a mirar con recelo a Marruecos, cuya prensa ha prestado mucha atención al político vecino, al que acusaba de favorecer a los musulmanes ceutíes próximos al Tablig -doctrina casi clandestina en Marruecos, donde se considera simiente del terrorismo islamista- en detrimento de los fieles malekitas, mayoría en Marruecos.

Incluso el propio presidente ceutí, Juan Vivas, se curaba en salud añadiendo la siguiente coletilla al comunicado que anunciaba la dimisión cuando aún no era pública la existencia de una grabación: «El Gobierno de la Ciudad desmiente categóricamente que haya encargado ningún vídeo sobre práctica alguna de este vicepresidente...».

No es ningún secreto que entre Vivas y Gordillo no reinaba la armonía perfecta que se supone a un presidente y a su vice. Que Gordillo fuera el número dos del gobierno siendo él presidente del partido ha dado lugar a algún que otro pulso. Aparte de que sus caracteres sean como el agua y el aceite: tan metódico y discreto Vivas; tan campechano y estridente Gordillo.

El señor vicepresidente lo mismo lloraba de emoción en un mitin que daba un puñetazo en la mesa al son de «aquí mando yo». Se le llamaba irónicamente el homo orator por su escasa habilidad con el diccionario. Los licópteros que sobrevolaron Perejil o el Periodo Interior Bruto figuran entre sus gazapos más sonados. Cuando muestra su mejor cara es capaz de regalarle la chaqueta que lleva puesta a quien se le acerca con frío o de vaciarse los bolsillos ante un hambriento. Dicen que es el rastro que queda de don Pedro, el cura, el conseguidor.

Con información de José Manuel Vidal

elmundo.es

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