miércoles, 3 de junio de 2009

LA RAMA VALENCIANA DEL IMPERIO ULIBARRI TAMBIÉN LANGUIDECE TRAS LA GÜRTEL



La constructora Begar había sido beneficiada con diversas concesiones en feudos populares



El ocaso de grupo Begar, el imperio que José Luis Ulibarri había construido gracias principalmente a sus múltiples contratos y adjudicaciones en comunidades controladas por el PP, sigue su caída después de que el constructor fuera imputado en relación a la trama Gürtel. A los problemas en Castilla y León y en Madrid se suman los surgidos en la Comunidad Valenciana, donde han tenido que abandonar o mantiene paralizadas varias obras que le habían sido adjudicadas en la capital o municipios como Llíria, Albaida o Tavernes de la Valldigna.

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Hace unos días, El Plural informaba de cómo el constructor José Luis Ulibarri intentaba refinanciar sus 400 millones de deuda para mantener en pie el grupo Begar, un imperio relacionado con el ladrillo, las subcontratas para servicios públicos y los medios de comunicación que se hizo muy fuerte en tres feudos populares: Castilla y León, Madrid, y Comunidad Valenciana. Ulibarri mantiene excelentes relaciones con los Gobiernos regionales de esas comunidades, hasta el punto de que está imputado en la Gürtel como uno de los contratistas que presuntamente sobornó en la trama de corrupción.

Problemas en CyL y en Valencia
Así, los problemas del grupo Begar son palpables en su feudo castellano-leonés y hacen temer por su futuro a los trabajadores de medios como Televisión de Castilla y León, El Diario de León, o el Centro de Transportes de esa misma ciudad. Además, como explica el diario Levante, el colapso de las empresas de Ulibarri también ha llegado a sus intereses en la Comunidad Valencia.

Abandono de VPO, un instituto y hospital paralizado
En la comunidad presidida por Francisco Camps, también imputado en la Gürtel, Begar ha comenzado a abandonar obras que le habían sido adjudicadas en las localidades de Albaida (72 viviendas de protección oficial del Ivssa) y en Tavernes de la Valldigna (un instituto), mientras que el Ayuntamiento de Valencia da por hecho que no va a continuar en el aparcamiento del Cabanyal. A los problemas de la crisis del ladrillo que padecen otras constructoras, en el caso de Begar se ha sumado, a raíz de su imputación, el fin de las concesiones de obra de las que antes gozaba ampliamente en comunidades gobernadas por el PP. De hecho Begar tenía adjudicados proyectos en la Comunidad Valenciana por valor de 70 millones millones de euros. También están construyendo un hospital en Llíria, pero las obras, que debían estar concluidas a finales del pasado año, están muy retrasadas y no se terminarán antes de 2010.

Familias en la calle
El colapso de la empresa de Ulibarri conlleva graves perjuicios, tanto para los trabajadores directos e indirectos del grupo como, por ejemplo, los propietarios que en Albaida tenían que haber recibido las llaves de sus viviendas y ven que están a medio terminar y completamente paralizadas, así como las zonas comunes y de servicios (aceras, pavimentación o alumbrado) que ni siquiera se han empezado. El Ayuntamiento se reunirá con los directivos del Ivvsa para buscar alternativas al bloqueo actual de las obras. Mientras, la conclusión del instituto de Tavernes de la Valldigna, abandonada por Begar en marzo, ya ha sido concedida por la Generalitat a otra empresa.

Otros intereses en la comunidad
Ulibarri cuenta con otros intereses en la comunidad, como la construcción de un colector en la capital, la Televisión Municipal de Valencia, varias licencias para televisiones locales de TDT en 13 de las 14 demarcaciones en las que está dividida la Comunitat con la marca Tele 7 y contratas para limpiar dependencias de la Agencia Valenciana de Turismo.

ELPLURAL.COM

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