Matas junto a Mariano Rajoy en las instalaciones de la Copa América en Valencia en 2006. / CARLES FRANCESC |
los casos de matas
El exdirigente del PP ejerció cuatro años el poder en Baleares con impunidad y sin escrúpulos
“Un gran gestor, sí, pero de su propia imagen”, afirma el fiscal Horrach
Andreu Manresa Palma de Mallorca
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La megalomanía y la corrupción marcaron en negro la época de Jaume Matas en el Gobierno de Baleares entre 2003 y 2007. Es la realidad y aflora en la verdad judicial. La Audiencia de Palma labró esta semana un epitafio penal provisional, una condena contra el expolítico del PP: seis años de cárcel por malversación, prevaricación, falsedad documental, fraude a la Administración y tráfico de influencias, por los contratos y pagos ilegales a Antonio Alemany, su escriba de discursos, firma de El Mundo, ahora penado a tres años y nueve meses de prisión.
Aquel poder insular, cerrado, se ejerció con impunidad, con muchas complicidades. Lo explican fiscales y jueces que escrutan en dos docenas de causas por escándalos sobre la gestión del Gobierno Matas y la de sus ex socios de Unió Mallorquina (UM), que también gobernaron con el PSOE.
El Supremo ya envió a la cárcel a tres hombres del PP y de Matas, por el caso Andratx de urbanismo salvaje, Eugenio Hidalgo, Jaume Massot y Jaume Gibert. El regidor de Urbanismo de Palma, Rodrigo de Santos, colaborador del ex líder, es reo por malversación y abusos a menores. Un ex consejero de UM, Tomeu Vicens cumple tres años y medio por malversar 12.000 euros. La lista de espera de presuntos es larga.
El descontrol autonómico sobre el dinero afloró en el caso Bitel-2, de apropiación de 700.000 euros. Al gerente de Bitel, Damián Vidal, le piden 14 años de cárcel. Matas le entregó el mando de la empresa pública tras ser su perito judicial informático en una caso de espionaje de e-mails del que le acusaron. Uno y otro dicen no conocerse.
La familia y los amigos fueron los primeros. La compañía Bitel la controló el consejero de Hacienda, Luis Ramis, exasesor comercial del presidente. La cuñada de Matas, Encarnación Padilla, fue directora general de Innovación y consejera de Bitel mientras que a su marido, Fernando Areal, -hermano de la mujer del exlíder, Maite Areal-, el presidente le encomendó la gerencia económica del PP balear y la gestión de su patrimonio y gastos privados. Todos ellos -menos Padilla- están imputados.
El expresidente siempre descarga en otros. Dijo no haber tratado a Antònia Ordinas, una corrupta confesa. Era de su confianza porque por dos veces la puso al frente de un consorcio económico. Ordinas entró en la cárcel y salió esposada para desenterrar 240.000 euros que tenía ocultos en su jardín, bajo una tomatera. Esa malversación es de más de 2,5 millones.
El tesoro de las islas de Matas, en dólares y euros estaba envuelto en fajos, en celofán y papel de aluminio, en el interior de dos cajas metálicas de Cola Cao. El abogado de Ordinar buscó el botín con la pala. "Quien entierra, desentierra", señaló el policía.
El estigma de lo corrupto, la mancha negra, se extendió. Los 'arrepentidos' cantan y acusan. En las áreas de Turismo, Comercio, Deportes, Territorio, Hacienda, hubo escándalos e imputados. Hasta en la Funeraria de Palma se hicieron negocios ilegales con tumbas, ataúdes y sepelios.
Veinte ex altos cargos de primera fila de Matas han sido implicados en ocho causas principales. Cuatro exconsejeros de su Gobierno están pendientes del banquillo. El de Comercio, José Juan Cardona, se enfrenta a una petición de 21 años de cárcel por caso del botín enterrado mientras que Ordinas asume siete años de reclusión tras confesarse culpable. El nuevo presidente balear José Ramón Bauzá expulsó a Cardona y otros -no todos- los imputados, con una raya de exclusión de imputados.
La década Matas está partida entre dos mandatos de Presidente (1996-1999 y 2003-2007) y el paréntesis del trienio glorioso para él, cuando fue de Ministro de Medio Ambiente (2000-2003). El juez José Castro, que instruye el caso Palma Arena, le retrató por sus expresiones de poder "rayanas la divinidad". Ahora Matas está imputado junto a Iñaki Urdangarin por la entrega y no justificación de 2,3 millones. Su equívoco argumento de defensa es: "¿Cómo íbamos a decirle al duque de Palma que convocaríamos un concurso y que se presentara al mismo y lo ganara?"
Matas dictaba: "hágase" y "páguese". El fiscal anticorrupción Pedro Horrach, en el primer juicio, lo acusó de actuar "sin escrúpulos" por descargar las responsabilidades en segundos. "Un gran gestor, sí, pero no de los fondos públicos, sino de su propia imagen".
De ministro fue magnífico, excesivo, en su tierra. Como en el siglo XIX, alzó ante en su barrio de Sa Colònia una torre-acuario, un centro de interpretación del parque nacional de Cabrera, cuyo coste se disparó hasta los 21 millones, con sus gastos desbordados. En 2005 se inventó su tótem, la televisión balear, IB3, que se tragó unos 300 millones.
El culto a su imagen está en el catecismo de Matas. En las elecciones de 2007 se exhibió en vallas de 30 metros de altura y usó un helicóptero. Patrocinó y se retrató con Michael Douglas, Rafael Nadal, Roger Federer, Boris Becker, Anna Kurnikova, Claudia Schiffer. Gastó 120.000 euros para tener en su despacho un cuadro de Mimmo Paladino. Premió al decorador de su palacete, Antonio Obrador, y restauró el entorno histórico de su finca en Coanegra. Amparó a un concreto lobby de profesionales y mediadores, que recreció dominante.
A Santiago Calatrava le encomendó una ópera flotante de 100 millones en la bahía de Palma -objeto de una causa penal- que abría un enorme negocio inmobiliario que se abortó. El diseñador logró colocar una escultura-artefacto en la muralla de Es Baluard. Matas, acelerado, grandilocuente, decidió construir un gigantesco palacio de congresos, de Patxi Mangado, en el frente del mar de Palma, que costará más de 120 millones y siete años de obras. Quiso enterrar el paseo marítimo, una autovía urbana. Ejecutó sin estar planificado un Metro en Palma que consumió 350 millones y se inundó.
"Deprisa y sin miedo", fue su máxima. Así hizo las autopistas de Ibiza, por más de 200 millones, pese a la gran protesta. Cuando llueve son intransitables, torrenteras. En ese tiempo de vértigo y deuda se empeñó en hacer un segundo puerto gigante en la pequeña isla de Menorca, en Ciutadella, por 84 millones y eligió una zona de Palma, son Espases, para situar el macro hospital público por concesión, una opción que suscitó movimientos especulativos y dudosos.
Matas intimó con millonarios del turismo y las viviendas y navegó con Aznar y Rajoy en sus barcos; tras cesar trabajó para varios de ellos en América. Trató con El Pocero y, siempre, con su dilecto Florentino Pérez. Fue cómplice de Pedro J Ramírez. Repartió el mapa de los negocios del suelo en plena burbuja y las grandes contratas de obras públicas y servicios, las concesiones de televisión y publicidad. Con la exlíder de UM, Maria Antònia Munar - con su tour de banquillo- definió terrenos urbanizables a repartir. La tarta para afines fue multimillonaria.
En su apogeo fue retador y lanzó vetos sin disimulo. Recreció dos palmos ante sus visitas. Tras pasar por el Gobierno Aznar ganó la Presidencia de Baleares en 2003 y se instaló en la grandeur. En las audiencias usó un sillón-trono para realzar su figura y el concepto de la autoridad. Los interlocutores, humillados, hundidos un sofá mullido miraban hacia arriba para atenderle. A veces echó mano de una carpeta con sus agravios y pasó cuentas. Así reprendió a empresarios, editores, articulistas y políticos distantes, no sumisos. Pidió cabezas y las logró. Seis personas han confiado su experiencia con detalle.
Urdangarin y 20 casos más
La agenda de Jaume Matas está en manos judiciales. Tras su condena a seis años de cárcel por corrupción, el día 25 de abril se subastará en un juzgado su lujoso palacete en el caso histórico de Palma y otras dos propiedades. En 2010 logró una hipoteca sobre la ostentosa mansión de tres millones del Banco de Valencia, para afrontar la fianza impuesta por el juez José Castro y evitar entrar en la cárcel. No pagó las amortizaciones e intereses y perderá la propiedad. Tiene otra fianza, civil, de 1,4 millones.
El 17 de mayo debe ir a declarar como imputado en el caso Urdangarin, sobre malversación por los 2,3 millones que el Gobierno de Matas libró al yerno del Rey y su Instituto Nóos, por dos Forums IB. Iñaki Urdangarin, además, cobró por intermediar ante Matas en la venta por 18 millones de euros del equipo ciclista Banesto al Illes Baleares.
Matas y Urdangarin están aludidos por la confesión judicial de un amigo del duque, José Luis Pepote Ballester, que era director general balear de Deporte. Fue el "hombre bueno" del los negocios del yerno del Rey ante Matas. Pepote está imputado y es un arrepentido, pactó con Fiscalía.
Con el expresidente condenado, sin pasaporte y obligado a acudir dos veces al mes a un juzgado o una comisaría, el fiscal Pedro Horrach, no ve riesgo de fuga, a pesar de la grave pena de reclusión que pesa sobre él. Así descartó pedir su ingreso en prisión provisional mientras el Tribunal Supremo estudia su recurso.
Matas afronta una carrera de obstáculos, un cúmulo de imputaciones. Está aludido en veintiuna de las 26 piezas separadas de la causa principal del caso Palma Arena, en la que se investiga el sobrecoste en la obra del velódromo -se presupuestó en 41 millones y llegó a 110- y que aborda la supuesta gestión corrupta y enriquecimiento personal del expresidente.
El ex líder es investigado por falsedad documental, fraude a la administración, malversación de caudales públicos, prevaricación, cohecho, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, apropiación indebida, delito fiscal y delito electoral.
Además del tema Urdangarin, la instrucción de dos piezas está avanzada y son complicadas: la que implica a Matas y Santiago Calatrava por el pago de 1,2 millones por un anteproyecto de una Ópera náutica y la de la supuesta financiación de su campaña del PP balear con fondos negros y dinero público.
El expolítico se someterá a un jurado popular por los contratos (favores) que pidió a dos empresarios para que colocaran en nómina a su esposa, Maite Areal, que cobró varios años y no trabajó. Matas está imputado por los contratos que dio al gabinete de Estudios Jurídicos Procesales, bufete en el que prestó servicios al cesar.
La mujer de Matas manejó muchos billetes 500 euros en joyas, muebles y obras de arte para el palacete. Su pulsión destapó la raíz del caso. Una de las piezas trata de "las prácticas que pudieran calificarse de blanqueo de capitales" sobre los pagos en dinero b de trabajos de instalaciones en la vivienda y su decoración, más la compra de un piso de Madrid, que la acusación cree que está a nombre de un testaferro.
Quince piezas más abordan supuestos episodios de ilegalidades en las obras del Palma Arena, adjudicaciones, fraccionamiento de contratos, campañas de publicidad, patrocinios públicos, cobros ilícitos de comisiones y cohechos, contrataciones directas de los arquitectos del velódromo -Luis y Jaime García-Ruiz-, que están acusados en otra pieza por delito fiscal-, también se juzgarán la compra de la maqueta del velódromo, las facturas de la pista de madera -inservible-, partidas publicitarias o el vídeo marcador millonario.
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