El sindicato interpone una querella ante el alto tribunal y una denuncia ante la Oficina de Conflictos de Intereses del Gobierno.
Roberto R. Ballesteros
Roberto R. Ballesteros
El sindicato Manos Limpias llevará mañana ante el Tribunal Supremo el supuesto conflicto de intereses de la ministra de Defensa, Carme Chacón. El colectivo presentará una querella por un delito de tráfico de influencias ante la Sala Segunda del alto tribunal. Acusa a la ministra de no ausentarse durante el Consejo de Ministros del 13 de agosto en el que se aprobó el decreto ley sobre la Televisión Digital Terrestre de pago. El marido de Chacón, Miguel Barroso, es consejero delegado de una de las empresas del grupo WPP, dueño de La Sexta, cadena de televisión que tiene intereses en el citado decreto ley. El Tribunal Supremo deberá decidir ahora si admite a trámite la querella o no.
Si lo hace, automáticamente se paralizará el proceso administrativo, que Manos Limpias preveía abrir hoy mismo a través de una denuncia interpuesta ante la Oficina de Conflictos de Intereses, órgano encargado de sancionar a los altos cargos o miembros del Gobierno que incumplan la ley de incompatibilidades 5/2006 de 10 de abril. El artículo 7 de la citada norma es claro: “Quienes desempeñen un alto cargo vienen obligados a inhibirse del conocimiento de los asuntos en cuyo despacho hubieran intervenido o que interesen a empresas o sociedades en cuya dirección, asesoramiento o administración hubieran tenido alguna parte ellos, su cónyuge o persona con quien conviva en análoga relación de afectividad o familiar dentro del segundo grado y en los dos años anteriores a su toma de posesión como cargo público”.
La Ley 5/2006 promovida por el presidente del Gobierno puede volverse contra él mismo
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quiso otorgar rango de ley al Código de Bueno Gobierno elaborado apenas un año después de llegar a La Moncloa. Ahora, esa declaración de intenciones tiene fuerza legislativa y obliga a sus ministros y altos cargos a cuidar aspectos éticos y estéticos que no se están cuidando, según denuncia Manos Limpias y la Asociación de Internautas. Se vuelve contra el propio presidente. Sin embargo, y paradójicamente, los conflictos de intereses no son juzgados por un órgano independiente, sino por el propio Ejecutivo.