Los frentes judiciales que rodean a la eurodiputada
Estaràs junto a Matas en una imagen de archivo.
* Pagos 'a dedo' y 'actas fantasma' cuestionan el 'yo no sabía nada' de Estaràs
* Su nombre había pasado desapercibido en todos los procesos de corrupción
Esteban Urreiztieta | Palma
La vicepresidenta que nunca estuvo allí -Rosa Estaràs fue vicepresidenta del Govern balear cuando Jaume Matas era el presidente- empieza a estarlo. El nombre de Rosa Estarás había pasado desapercibido en todos los grandes procesos de corrupción del PP. Los esquivaba con un "yo no sabía nada de esto" y la fijación de la Fiscalía con el ex president como objetivo último contribuía a que la impresión, pero tan sólo la impresión, poco más que un espejismo, fuera que la guerra no iba con ella. Que podría sobrevivir milagrosamente a una ofensiva que le pasaba demasiado cerca.
Estarás -que ayer abandonó la presidencia del PP balear- ha permanecido así al margen de una estrategia que termina en la cúpula del anterior Govern, en el que todas las grandes decisiones contaban con su visto bueno. Por acción o por omisión.
Pero el pasado mes de julio se produjo un inesperado e inquietante punto de inflexión. En las negociaciones entre los imputados populares en las diferentes causas en busca de beneficios penitenciarios con unos fiscales ansiosos de cobrarse piezas mayores, salió su nombre.
Anticorrupción lo escuchó y lo aceptó por primera vez como moneda de cambio. Como lo fue el de Matas en boca del ex edil de Lloseta Felipe Ferré o el del ex conseller de Comercio del PP Josep Joan Cardona en la de la ex gerente del Consorcio para el Desarrollo Económico de las Islas Baleares (CDEIB) Antónia Ordinas. Quien apunte hacia arriba tiene premio. El ex jefe de Instalaciones del Consorcio Turisme Jove Juan Francisco Gosálbez, captó el mensaje y ofreció a Estarás. Consiguió salir de la cárcel con una fianza de sólo 12.000 euros después de cuatro meses. Una cifra ridícula para unos fiscales que le habían pedido poco antes prisión incondicional. Pero supo ser correspondido.
Declaró que la hasta ayer presidenta del PP balear autorizó una supuesta malversación de 120.000 euros públicos a través de facturas falsas que fueron abonadas al empresario francés André Villena.
Por primera vez Estarás tenía que dar la cara en nombre propio, negar la mayor y anunciar la interposición de una querella criminal contra Gosálbez. El peligro parecía, eso sí, haber pasado. La juez no cursó imputación alguna contra ella y el testimonio de Gosálbez, el hombre que se autoalquilaba locales con contratos blindados con cargo al erario público, se diluyó. Al fin y al cabo no dejaba de ser su palabra contra la de la ex vicepresidenta del Govern. Pero quedó claro que la vicepresidenta que nunca estaba allí, iba a empezar a ocupar un lugar destacado en los puestos del mercado instalado por el Ministerio Público. No en vano, ¿qué objetivo puede haber más importante en una operación contra el PP que la cabeza de su actual líder?
Además
* Militantes sin derechos, por Agustín Pery
* Delgado no renuncia a nada
ELMUNDO.ES
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Pero el pasado mes de julio se produjo un inesperado e inquietante punto de inflexión. En las negociaciones entre los imputados populares en las diferentes causas en busca de beneficios penitenciarios con unos fiscales ansiosos de cobrarse piezas mayores, salió su nombre.
Anticorrupción lo escuchó y lo aceptó por primera vez como moneda de cambio. Como lo fue el de Matas en boca del ex edil de Lloseta Felipe Ferré o el del ex conseller de Comercio del PP Josep Joan Cardona en la de la ex gerente del Consorcio para el Desarrollo Económico de las Islas Baleares (CDEIB) Antónia Ordinas. Quien apunte hacia arriba tiene premio. El ex jefe de Instalaciones del Consorcio Turisme Jove Juan Francisco Gosálbez, captó el mensaje y ofreció a Estarás. Consiguió salir de la cárcel con una fianza de sólo 12.000 euros después de cuatro meses. Una cifra ridícula para unos fiscales que le habían pedido poco antes prisión incondicional. Pero supo ser correspondido.
Declaró que la hasta ayer presidenta del PP balear autorizó una supuesta malversación de 120.000 euros públicos a través de facturas falsas que fueron abonadas al empresario francés André Villena.
Por primera vez Estarás tenía que dar la cara en nombre propio, negar la mayor y anunciar la interposición de una querella criminal contra Gosálbez. El peligro parecía, eso sí, haber pasado. La juez no cursó imputación alguna contra ella y el testimonio de Gosálbez, el hombre que se autoalquilaba locales con contratos blindados con cargo al erario público, se diluyó. Al fin y al cabo no dejaba de ser su palabra contra la de la ex vicepresidenta del Govern. Pero quedó claro que la vicepresidenta que nunca estaba allí, iba a empezar a ocupar un lugar destacado en los puestos del mercado instalado por el Ministerio Público. No en vano, ¿qué objetivo puede haber más importante en una operación contra el PP que la cabeza de su actual líder?
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